<\/a>\n\t\t\t<\/div><\/figure>\n\t\t<\/div>\n\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"No hay duda alguna que las motos acu\u00e1ticas o wave runners son de los juguetes m\u00e1s divertidos que podemos llegar a manejar\u00a0sobre el agua,\u00a0y es que aunque tengamos uno de los yates m\u00e1s lujosos del mundo o un mini-yate en nuestro muelle, nada podr\u00e1 realmente alcanzar la gran diversi\u00f3n que puedes llegar a tener en una moto acu\u00e1tica. Sin embargo, las motos acu\u00e1ticas tradicionales cuentan con un dise\u00f1o que no ha cambiado pr\u00e1cticamente nada en los \u00faltimo 20 a\u00f1os, claro la velocidad y la maniobrabilidad de las motos acu\u00e1ticas ha aumentado much\u00edsimo a\u00f1o con a\u00f1o, sin embargo creemos que es hora de revolucionar las motos acu\u00e1ticas, y Quadrofoil parece ser la respuesta. Quadrofoil es una moto acu\u00e1tica el\u00e9ctrica que puede transportar hasta dos pasajeros, en el 2012 Quadrofil\u00a0era s\u00f3lo un concepto\u00a0y una idea de un dise\u00f1ador esloveno, pero esa idea ya se hizo realidad y vaya que nos encant\u00f3. Quadrofoil utiliza un motor el\u00e9ctrico reduciendo as\u00ed la contaminaci\u00f3n y eliminando pr\u00e1cticamente por completo el ruido que tendr\u00edan los motores tradicionales, esto le permite navegar en zonas en d\u00f3nde motores de gasolinas que podr\u00edan tener un impacto ambiental no podr\u00edan. Las bater\u00edas del motor de Quadrofoil tienen un alcance de hasta\u00a0100 […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":9023,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"gallery","meta":{"footnotes":""},"categories":[191],"tags":[2572,1810,2360,2362,2363,2361,497],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9015"}],"collection":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=9015"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/9015\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/9023"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=9015"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=9015"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=9015"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}