El Omega Speedmaster ’57 se present\u00f3 por primera vez en el Baselworld de este a\u00f1o, es un reloj inspirado en el cl\u00e1sico de Omega el\u00a0Speedmaster 1957. Pero el nuevo\u00a0Omega Speedmaster ’57 viene con un estilo y sobre todo funciones mejoradas como lo pueden ver con las im\u00e1genes de este post. Con un cuerpo hecho de oro rosa puro u oro amarillo de 18 quilates mezclado con acero inoxidable para completar la correa le dan un dise\u00f1o \u00fanico, que es elegante pero con un toque m\u00e1s j\u00f3ven.<\/p>\n

<\/a><\/p>\n

La cara del reloj est\u00e1 hecha de zafiro lo que lo hace s\u00faper resistente, esta versi\u00f3n de Speedmaster tiene dos sub-caras con las que podemos leer f\u00e1cilmente el cron\u00f3metro del\u00a0Speedmaster ’57 que est\u00e1 impulsado por el famoso caliber 9300 de Omega. El reloj tambi\u00e9n es resistente al agua a una profundidad de hasta 330 pies sobre el nivel del mar y viene con una garant\u00eda de cuatro a\u00f1os.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

El Omega Speedmaster ’57 se present\u00f3 por primera vez en el Baselworld de este a\u00f1o, es un reloj inspirado en el cl\u00e1sico de Omega el\u00a0Speedmaster 1957. Pero el nuevo\u00a0Omega Speedmaster ’57 viene con un estilo y sobre todo funciones mejoradas como lo pueden ver con las im\u00e1genes de este post. Con un cuerpo hecho de oro rosa puro u oro amarillo de 18 quilates mezclado con acero inoxidable para completar la correa le dan un dise\u00f1o \u00fanico, que es elegante pero con un toque m\u00e1s j\u00f3ven. La cara del reloj est\u00e1 hecha de zafiro lo que lo hace s\u00faper resistente, esta versi\u00f3n de Speedmaster tiene dos sub-caras con las que podemos leer f\u00e1cilmente el cron\u00f3metro del\u00a0Speedmaster ’57 que est\u00e1 impulsado por el famoso caliber 9300 de Omega. El reloj tambi\u00e9n es resistente al agua a una profundidad de hasta 330 pies sobre el nivel del mar y viene con una garant\u00eda de cuatro a\u00f1os.<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":2873,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[19],"tags":[858,914,911,211,915,913,912],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2871"}],"collection":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=2871"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2871\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/2873"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=2871"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=2871"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=2871"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}