Los Aviator de Ray-Ban ya se han convertido en todo un cl\u00e1sico, no importa en donde los uses y aunque llevan muchos a\u00f1os de tener exactamente el mismo dise\u00f1o que cuando salieron en 1937 -creados espec\u00edficamente para la Fuerza A\u00e9rea Norteamericana- siempre se ven bien (bueno casi siempre). Pero esta vez Ray-Ban decidi\u00f3 darles un nuevo giro a lo que hoy en d\u00eda ya es una insignia de la marca, Ray-Ban decidi\u00f3 convertirlos ahora en un objeto de lujo<\/a>.<\/p>\n

<\/a><\/p>\n

Ray-Ban durante tantos a\u00f1os ya nos ha ense\u00f1ado cientos de colores y materiales diferentes de sus Aviator, pero este Noviembre Ray-Ban quiere sorprender a todos con los primero Ray-Ban Aviator hechos de oro s\u00f3lido de 18 quilates en el marco, adem\u00e1s de tener un cristal G-15 polarizado para darle una calidad \u00fanica. Ray-Ban s\u00f3lo producir\u00e1 1,200 pares de estos exclusivos lentes, y se espera que el precio final sea de alrededor de\u00a0$3,800 USD<\/strong>.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

Los Aviator de Ray-Ban ya se han convertido en todo un cl\u00e1sico, no importa en donde los uses y aunque llevan muchos a\u00f1os de tener exactamente el mismo dise\u00f1o que cuando salieron en 1937 -creados espec\u00edficamente para la Fuerza A\u00e9rea Norteamericana- siempre se ven bien (bueno casi siempre). Pero esta vez Ray-Ban decidi\u00f3 darles un nuevo giro a lo que hoy en d\u00eda ya es una insignia de la marca, Ray-Ban decidi\u00f3 convertirlos ahora en un objeto de lujo. Ray-Ban durante tantos a\u00f1os ya nos ha ense\u00f1ado cientos de colores y materiales diferentes de sus Aviator, pero este Noviembre Ray-Ban quiere sorprender a todos con los primero Ray-Ban Aviator hechos de oro s\u00f3lido de 18 quilates en el marco, adem\u00e1s de tener un cristal G-15 polarizado para darle una calidad \u00fanica. Ray-Ban s\u00f3lo producir\u00e1 1,200 pares de estos exclusivos lentes, y se espera que el precio final sea de alrededor de\u00a0$3,800 USD.<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":2776,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[66],"tags":[858,879,211,878],"_links":{"self":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2774"}],"collection":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts"}],"about":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/types\/post"}],"author":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/users\/1"}],"replies":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/comments?post=2774"}],"version-history":[{"count":0,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/posts\/2774\/revisions"}],"wp:featuredmedia":[{"embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media\/2776"}],"wp:attachment":[{"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/media?parent=2774"}],"wp:term":[{"taxonomy":"category","embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/categories?post=2774"},{"taxonomy":"post_tag","embeddable":true,"href":"https:\/\/snob.mx\/wp-json\/wp\/v2\/tags?post=2774"}],"curies":[{"name":"wp","href":"https:\/\/api.w.org\/{rel}","templated":true}]}}